- Hector Pantoja
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13 Nov, 2018
Voy a ser el más grande innovador de Latinoamérica. Yo construiré
grandes empresas desde la nada, con la fortaleza de todos mis talentos y
actitudes. Así comienza mi historia, con el compromiso de no darme por
vencido en el cumplimiento de mis objetivos.
Yo Héctor Raúl Pantoja Etheielbert, nací el 13 de marzo de 1992, en Maracay,
Edo Aragua. Fruto de la unión entre un llanero de Calabozo, llamado Héctor Raúl
Pantoja y una joven mujer de 19 años que lleva por nombre Thaydet Margarita
Etheielbert Landaeta. Fui bautizado con ese nombre en honor a mi padre,
debido al amor que por ese entonces sentía mi madre por él.
MI NIÑES
De niño era un joven muy curioso, la mayoría de las veces
me encontraba desarmando cosas, que siendo honesto no podía volver a armar. Pero me
encantaba averiguar cómo funcionaban y la genialidad de su creador, para
disponer las piezas de modos peculiares según su función.
Esa era mi más grave travesura, ya que era un niño muy tímido y educado, en
parte por la severidad de la crianza de mi madre. No tenía amigos; las únicas
actividades recreativas las realizaba en el colegio o con mi familia.
En primaria fui un niño "prodigio" no porque fuera inteligente, sino porque
tenía la extraña habilidad de aparentarlo. Hasta que llegue a la educación
media y obviamente, cambiaron los sistemas de estudios y los métodos de
evaluación, ocasionando que mi habilidad ya no funcionara.
UN TROPIEZO EN EL BACHILLERATO
Mi madre siempre quiso que fuese militar, y por ello me inscribió en colegios
militares desde que pudo. El de primaria, era militarizado, algo suave por así
decirlo, pero el de bachillerato era completamente militar.
Fue en este último donde aún, sin saber que quería para mi futuro. Sabia al menos
que no quería ser. Ya que, en el 3er año de estudio, reprobé 8 de las 10
materias que cursaba, lo que ocasiono que repitiera ese año escolar.
Este terrible momento me genero una gran oportunidad ya que por primera vez mi
madre me pregunto si quería seguir en el liceo militar y tuve el valor de contestar
que no; fue un tiempo muy turbio. Mi madre a pesar de que respeto mi decisión, no
estaba a gusto, y una de las frases que más recuerdo de ella es que no
quería perder más tiempo ni dinero en mí y mi educación.
Yo quería seguir estudiando, así que me inscribí en un liceo publico cercano a
mi barrio, lo que se convirtió en una experiencia bastante reveladora para mí.
Ahí, comencé a ver la vida a colores, ya que estaba acostumbrado a los colores
del camuflaje militar, la seriedad y la disciplina; puede que no me gustara, pero se
convirtió en mi forma de ser.
El chalequeo, los matiné y la jodedera en estos liceos, no tiene igual; ojo
también hay cosas malas, pero gracias a mi formación previa tenía la
inteligencia y estrategia para poder decir que no, sin meterme en problemas.
SIENDO IRREVERENTE
Mi adolescencia fue un periodo muy turbio, estaba cansado de que todos decidieran
por mi así que la primera vez que me sentí con la capacidad de hablar por mi
cuenta ocasione un altercado familiar que termino con mí salida y la de mi madre
de la casa que hasta ese momento habíamos llamado hogar, debido a la
petición de mi padre.
Mi madre se sorprendió mucho de mí actitud para afrontar semejante problema, mi padre
nos había dado un día para desalojar la casa, y pasamos el día recogiendo. Para
cuando llego la noche salí en busca de un camión de mudanzas que acepto
llevarnos a esa hora; ya ni recuerdo como lo convencí, o todo lo que camine para
encontrarlo.
Nos quedamos con una tía mientras mi mama reclamaba una casa por la que había
pagado la inicial años atrás y nunca entregaron. Ya que en Maracay no tenían casas
para entregar, nos dieron la opción de escoger entre margarita y punto fijo, y pues
nos decidimos por La Isla de Margarita.
UNA NUEVA VIDA, UNA NUEVA OPORTUNIDAD
Así fue como de la nada y cumpliendo 16 años llegue a margarita con mi madre
como único familiar y conocido; al poco tiempo de llegar un vecino me habló de un
curso en una organización Política llamada Frente Francisco De Miranda, en
el que al terminar me darían una beca por hacer trabajo social. El curso duraría 21
días y se realizaba en otro estado, y como no podía continuar mis estudios en ese
momento, acepte.
Mi madre me da el permiso, aunque luego cuestiona el hecho de que la deje sola a
pesar de que en teoría yo era el causante de que estuviéramos tan lejos. Sin
embargo, el curso fue una gran experiencia. Aquí mi habilidad para parecer
inteligente funcionaba, lo que me lleno de halagos y me convirtió en el líder de
mi grupo pese a que tenía rivales de mayor edad y con mejores conocimientos.
Durante ese tiempo mi madre no podía conseguir buenos trabajos y al parecer mi
ausencia le afecto mucho, pues mi tío le ofreció un trabajo en Maracay, el cual
acepto sin mucho cuestionamiento, aunque eso implicara dejarme esta vez a mí
en una ciudad desconocida, solo, y sin ningún ser querido cercano, con solo
16 años de edad.
CRECIENDO SOLO
Gracias a dios había conocido la política y tenía algo que hacer y en que
entretenerme, además tenía ese deseo de grandeza y éxito que creí que podía
llenar en la política mientras escalaba.
Pero no puedo decir que fue un tiempo agradable, la soledad es uno de los más
duros maestros, me toco aprender de golpe como sobrevivir, como tomar
decisiones, y llorar en silencio durante el proceso. Fue un momento bastante duro
para mí, que no sé cómo describir, porque el único resultado de vivir momentos duros
es que te conviertes en una roca, o por lo menos eso sucedió conmigo.
No sufro de apego material ni emocional, no es que no pueda sentir emociones, pero me
cuesta expresarlas, además puedo controlarlas. De este tiempo también aprendí que
el cariño no se habla, se demuestra. Recuerdo a mucha gente decir que me
quería, pero no recuerdo a ninguno tocar mi puerta cuando más los necesite.
Fueron casi 2 años, en los que no voy a negar que tuve la compañía eventual de
amistades, y un apoyo intermitente de algunas de ellas, lo que permitió que el
tiempo fuera más llevadero.
LAS PRIMERAS EXPERIENCIA
Sin embargo, este tiempo fue muy enriquecedor para mí, gracias al mundo de la
política, realice un sinfín de tareas y responsabilidades, además de cursos
en varios estados del país. Aprendí muchísimas cosas, exclamé algunos discursos, y
fui hasta locutor de radio sin ninguna experiencia previa.
Mi parte más emocionante fue el subir a una tarima en caracas, en la que no se
podía apreciar el final de la concentración, estaba tan emocionado al poder
dirigirme a tanta gente, que alguien me tomaba de mi camisa por que llegaba al borde
de la tarima y podía caer. Fue increíble el poder generar un feedback con una
audiencia tan grande.
CUANDO LAS COSAS NO ENCAJAN
Pese a que me emocionaba este mundo, y lograba atraer la atención de las personas
por ser tan joven y talentoso, nunca me dedique a ello de lleno, de echo
desperdicie muchas oportunidades que me hubieran catapultado a la cima. Creo que
en el fondo sabía que algo no encajaba en la ecuación, tanto es así que,
hoy en día estoy en contra de los ideales que defendí en mi juventud.
No me arrepiento ni me avergüenzo. A pesar de que esa condición política que una vez
apoye, es la que llevo a mi país a la miseria de hoy en día. Uso esa experiencia
como alguien que vio a la bestia de cerca y tuvo el valor de cambiar de visión
para evolucionar en el pensamiento.
Hoy consideraría que mi condición política paso de izquierda a
centro-derecha, puedo entender como emprendedor y futuro empresario que
lo único que mueve al mundo hacia delante es la ambición, la innovación y el
capital.
LOS 18 AÑOS Y SUS RESPONSABILIDADES
Comencé mi vida laboral de manera formal desde que tuve edad; el primer
trabajo fue como ayudante vendiendo botellones de agua en un camión, en el que debía
usar mucha fuerza bruta, y habilidad. También trabajé en una litografía,
donde aprendí muchas cosas de mi jefe, además de tener otros empleos distintos.
Mi último trabajo fue en una cadena de tiendas a nivel nacional llamada traki,
en la que comencé como vigilante de cámaras, pero poco a poco fui asumiendo nuevas
responsabilidades sin siquiera cambiar de puesto, cada vez que necesitaban
creatividad e innovación me buscaban a mí
Podía solucionar los problemas de forma fácil, he incluso llegue a realizar
contenido audiovisual, para talleres y cursos, lo que me permitió ganarme el respeto
y admiración de los gerentes de la tienda donde laboraba.
Por un momento pensé que podía escalar en esta empresa, hasta que al parecer
era tan bueno que representaba un peligro para otros. Que al subir yo, otros
podrían perder su trabajo. Lo que ocasiono que me atacaran por todos los
medios posibles. Logrando al final, que renunciara a la empresa.
Recuerdo que en su momento pude ver el gran talento que había en mí, para
dirigir y solucionar los problemas de una empresa sin importar lo grande que
está fuese, así que internamente pensé que si debía luchar para que mis ideas
tuvieran éxito, lo haría por mi propia empresa.
BUSCANDO MI PASIÓN
No sabía a qué dedicarme, normalmente compraba y vendía cualquier cosa, para
mantenerme. Hasta que un día me estafaron, es un gran anécdota que contare
después, pero esto me llevo a preguntarme si de verdad quería dedicarme a eso.
Pasé un tiempo intentando descubrir qué hacer con mi vida, hasta que un día tuve
mi epifanía, no recuerdo como comenzó o por qué sucedió así, solo recuerdo
que fue un momento de reflexión conmigo mismo.
Me esforcé por imaginar que lo tenía todo: dinero, casa, carros, comida y
lujos de todo tipo; además de aquellos deseos banales que llegan con el dinero: como
la rumba, los viajes y el derroche.
En mi epifanía terminé como cualquier escena de amanecer de un millonario, salí de la
cama en bóxer y con una bata dorada, caminé hacia el balcón para admirar el hermoso
paisaje que se apreciaba al estar en una mansión de altura y me hice esta pregunta.
Ahora que lo hemos hecho todo,
¿Que vas hacer con el resto de tu
vida?
Y fue ahí donde recordé todas las veces que quise realizar un proyecto y me
faltaron recursos.
Así que reflexioné: ahora tienes suficiente dinero para inventar, curiosear, y darte
el lujo de fallar y volver a intentarlo. Fue aquí donde comenzaron a brillar mis
ojos y me explotó la cabeza.
Así me di cuenta que quería ser inventor. Quiero solucionar con innovación todos los
problemas que nos aquejen, de forma fácil, versátil y económica.
UN COMPROMISO CON EL MUNDO
Por los días que escribo esta palabras tengo 26 años, y comencé mi viaje de
emprendimiento hace un año atrás, después de esa epifanía. Intente patentar en mi
país el invento con el que todo comenzó, y aunque aún no he alcanzado mis
objetivos, mi viaje me ha llevado por distintas aventuras en las cuales solo he
reafirmado mi deseo, y mi pasión.
Con aquel invento que decidí patentar ya he diseñado una línea de productos y
además he incorporado más proyectos a mi lista, que serán una gran innovación, en
el mundo tecnológico.
Esta autobiografía es mi capsula del tiempo, y representa un compromiso público de
cumplir mis metas. Para que en 10 años pueda continuar esta historia con mis
éxitos.
Con aquel invento que decidí patentar ya he diseñado una línea de productos y
además he incorporado más proyectos a mi lista, que serán una gran innovación, en
el mundo tecnológico.
Esta autobiografía es mi capsula del tiempo, y representa un compromiso público de
cumplir mis metas. Para que en 10 años pueda continuar esta historia con mis
éxitos.
Sé que para este momento no soy un personaje notable, pero soy un joven con
ganas de cambiar al mundo. Jamás me rendiré y si la vida no permite re-escribir
este artículo será el más claro ejemplo de que no podemos perder tiempo a la
hora de cumplir nuestros sueños.
Así que les robare estas palabras a NIKE:

"Para el trasero y ve a luchar por lo que te mereces en la vida"
Odin
Dupeyron
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Yo Decido Innovar. Yo @SOYNOVAUNO